lunes, 18 de mayo de 2015

Cinco “erres” para sobrevivir al fin de semestre



Las vacaciones se acercan cada vez más y, con ellas, la esperanza de fiestas, viajes, ocio y una vida sin obligaciones. Sin embargo, antes de poder acceder al paraíso del estudiante hay que vencer un último obstáculo: El fin de semestre.

Para muchos estudiantes, esta época del ciclo escolar es sinónimo de caos y de labores titánicas para terminar con éxito las materias, con todas las presiones y el caos que eso implica. Por ello, aquí un pequeño manual para reciclar conocimientos y ahorrar un poco de estrés.

Respira profundo

Las últimas dos semanas del semestre son una carrera contra el tiempo. ¿Proyectos? ¿Exposiciones? ¿Experimentos? ¿Reportes? Todo el folklor de la vida estudiantil se conjunta en 10 días de ocupar bibliotecas,  hacer todo el trabajo rezagado y convertirse en experto de materia que pasaste de noche. Eso pasa siempre, no es sorpresa para nadie, así que sólo queda respirar profundo.
La gente estresada puede desarrollar trastornos de sueño, acelerar su ritmo cardiaco y tener problemas digestivos que son totalmente innecesarios. Y, más que eso, entorpecen sus actividades, lo cual les genera más estrés.

No importa si eres aprehensivo o no, los últimos días de semestre te vas a encontrar en el universo de la histeria colectiva y la irritabilidad. Ni modo, no se puede hacer nada al respecto más que procurar no volverte parte de la estadística. Dedícate un momento para respirar, desligarte de la situación e inspirarte. No vas a conseguir nada, salvo malestar, si te conviertes en un manojo de nervios y estrés.
Los proyectos son importantes, los exámenes son terribles y tal, pero, vamos, si algo nos enseñaron los mayas es que si te equivocas no es el fin del mundo.

Resiste

Nadie dice que será fácil, que tendrás un ciclo de sueño normal ni que los profesores serán empáticos con tu situación, así que es mejor que no cuentes con eso. Fin de semestre es un ejercicio casi darwiniano donde sólo los más resistentes salen victoriosos.
En momentos donde la información de seis largos meses se tiene que acumular casi fotográficamente en el cerebro, dormir se convierte en un lujo más que una necesidad biológica. ¿Cómo se pueden hacer trabajos, proyectos y estudios si uno descansa? Hasta que no se descubra la manera para conseguir que la Tierra gire más lento y que los días tengan 36 horas, lo único que queda es dejar a Morfeo con los brazos vacíos.

Esto de dejar de dormir por falta de organización es como la cruda, que nos obliga a prometer “no volverlo a hacer”, existe una gran posibilidad de que ocurra durante el resto de la vida escolar. Por suerte, uno puede echar mano del café, bebidas energéticas o productos altos en azúcar para mantenerse despierto y con la mente activa.

Reutiliza proyectos antiguos

¿Has rellenado alguna vez una botella con agua de garrafón? Pues es casi lo mismo, sólo que menos popular. Reutilizar trabajos es fomentar la ecología mental y reducir las emisiones de pensamientos asesinos hacia el cuerpo docente de la H. institución.  Además, ayuda a recuperar horas de sueño y áreas boscosas… así como a los rinocerontes negros, emúes, ballenas, faunos y leprechauns. O lo que sea.




La reutilización de proyectos no es copiar ni plagiar, sino adaptar  trabajos previos para una necesidad actual. 

Reduce tu vida social.

No ir a fiestas, a la comida por la celebración de tres años de la iguana de tu tía o al cine a ver películas de niñas Disney venidas a menos es recomendable, pero una interacción real nunca te quitará tanta productividad como las redes sociales.


Un simple aviso de notificación de Facebook en entregas finales sólo puede conducir a un escenario: Procrastinación. Y es que no es sólo revisar el aviso, es darle “Me gusta” al estado de Juanita, ver la imagen de 9Gag; revisar memes durante horas, encontrar un video en YouTube, postear algo en tu muro y finalmente tuitear sobre lo difícil que es concentrarse en tiempos de Internet.

El fin de semestre no es un apocalipsis zombi ni nada. No hay motivos para desactivar Feisbu, cerrar Chuirer y vivir en el ostracismo internetil como Paul Miller, pero el mundo no va a explotar si reduces un poco tu apretada agenda virtual. O dejas de mandar invitaciones para Candy Rush, cosa que, por otro lado, la mayoría de tus contactos agradecerá.

Ron, tequila y mezcal para curar cualquier mal.

¿Reprobaste? ¿Aprobaste? ¿Sigues despierto porque tu proyecto final se entrega en cinco horas y no llevas ni el 20% avanzado? No importa cuál sea la circunstancia, es conveniente aplicar la sabiduría popular mexicana: “Para todo mal, mezcal; para todo bien, también”.
Uno de los efectos de la ingesta de alcohol es la sensación de estar relajado, por lo cual ayuda a la realización de proyectos complicados y convierte nuestra mente en un campo fértil para las ideas—buenas o malas, eso es cosa de cada quién—. Lo importante, claro, radica en no estar borracho, sino únicamente usar la bebida alcohólica como un compañero laboral en esas noches largas de estudio.
Y cuando el examen o trabajo se encuentren en manos del profesor responsable de la materia, ¿qué mejor manera de celebrar que con unas cervezas con los amigos?

Es necesario tomar en cuenta que el fin de semestre no es el fin del mundo. Ya pasará y, con suerte, no cobrará víctimas mortales. Así que, por favor, no se estresen de más y disfruten lo más posible de la experiencia.

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